sábado, 6 de septiembre de 2008

Un jugador Walláctico


La simpatía y el candor de Wall-e (todavía no la he visto; ya me pueden señalar por la calle) como referente animado de niños y no tan niños me ha remitido a uno de los periféricos más extraños y,asimismo, interesantes que ha dado esta industria. Corría el año 1984 cuando Nintendo, en un arrebato de ingenio y valentía, dio vida al proyecto R.O.B. Robotic Operation Buddy, el nombre completo del artilugio, se presentaba como una alocada idea de concebir el multiplayer. Con R.O.B a nuestro lado, el segundo jugador dejaba de ser de carne y hueso para convertirse en un pequeño autómata de plástico con pretendidas formas de metal blanco y de talante futurista. Dicho de otra manera, lo fascinante de R.O.B era que, siendo una CPU como cualquier otra, simulaba ser un compañero físico más de juego, con el que interactuar y cooperar para superar determinadas partes de los juegos para los que había sido diseñado.


El invento, que en Japón fue conocido como Famicom Robot, impulsó en gran medida las ventas de NES en los E.U.A y contribuyó al despegue creativo que la industria dio en la etapa postcrisis de 1983. De todas formas, R.O.B no cosechó ni por asomo el éxito deseado por Nintendo y pronto cayó en el olvido. A estas alturas, sólo existen dos juegos compatibles con el periférico, Gyromite y Stack-up, el primero un intento fallido de plataformas con el uso del robot included y el segundo un sorprendente puzzle que precisaba de la lógica y de las capacidades de R.O.B para dejar los bloques del mismo color con que aparecían en la pantalla. Por aquel entonces supongo, y digo supongo porque un servidor no había nacido para verlo, tener un robot como cómplice de las partidas tuvo que llamar la atención de los más pequeños de la casa por fuerza.

No obstante, el funcionamiento de R.O.B no daba lugar a treguas infantiles y se mostraba como un complejo complemento a la NES al que dedicar horas de instrucción. Quizá fuera este uno de los motivos que condujeron a R.O.B al desastre, pese a la brillantez de la idea.

Aunque algunos no hayan oído hablar de este periférico, seguro que han visto al robot en forma de cameo en varios juegos de Nintendo. El más próximo, un objeto con su forma para decorar la casa en Animal Crossing, como personaje controlable en Mario Kart DS, en Brawl o en uno de los microjuegos de Wario Ware en que el robot sostiene los míticos bloques de colores. Una señal inequívoca de que Nintendo, pese a no conseguir su objetivo en ventas, guarda en gran estima a esta creación llena de buenas intenciones y olvidada por el gran público.

He aquí un vídeo que nos enseña los movimientos más característicos de R.O.B. Por qué ya no se hacen cosas como estas?

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