sábado, 3 de noviembre de 2007

El salón del "videojuego"



Ayer tuve la suerte de visitar por primera vez el Salón del Manga, que este año celebra su XIII edición. La Farga de l'Hospitalet de Llobregat, emplazamiento donde tiene lugar el evento, se vistió de otaku para recibir a una bulliciosa multitud que durante estos días circulará apetitosamente por el recinto para saciar sus deseos más pajeros, como se dice ahora. A sabiendas de lo arraigados que están el manga y la cultura japonesa en nuestro país, sobre todo aquí en Cataluña, esperaba encontrar un público eminentemente otaku, pero una vez allí mi sorpresa fue mayúscula. A parte de ver deambular a todo un recital de cosplays manganeros, esto incluye Narutos a tutiplén, Luffys de One Piece y los ya clásicos Gokuhs, era fácil divisar Marios, Links, Ryus (sí, Ryus) con una Chun-Li del brazo y otros personajes de nuestro mundillo. Mención especial merece la súbita aparición de tres ghostbusters que se escaparon de las pantallas de TV para recalar en un lugar impropio para ellos. Grandioso.

Una vez dentro del Salón del Manga, lo que no deja lugar a dudas es que el "Manga" es la excusa, porque haberlo hay, y mucho, ya sea en forma de cómic, de un merchandising voraz o de talleres de dibujo habilitados para la ocasión, pero cualquiera que vaya al evento percibirá inmediatamente que el videojuego tiene casi tanta presencia como el primero. Es más, no había visto nunca tantos juegos juntos y menos unas colecciones tan completas y eclécticas de la mayor parte de las generaciones. Desde Castle of Illusion hasta Resident Evil 0, pasando por Alteread Beast, Out Run, o Final Fight, estaban todos. Y no sólo eso, bandas sonoras de las sagas más prestigiosas, con predominio de Nobuo Uematsu, muñecos, camisetas, llaveros y un largo etc. que luchaba fente a frente contra los Bleach, Samurai Champloo y compañía.

Por si esto fuera poco, el Salón siempre reserva una sala para las consolas, que este año estaba plagada de 360's con las novedades del momento, Naruto: Rise of a Ninja, Halo 3 y Project Gotham Racing 4, entre otras. Así pues, y aunque siempre ha existido un paralelismo entre ambos perfiles de consumidor, podemos extraer que se está produciendo una convergencia entre el otaku y el gamer, que en este acto aparece ya en todo su esplendor.

Por su parte, un servidor aprovechó este escaparate de reliquias para sacarse una espinita que tenía clavada desde los años de Dreamcast, léase Shenmue II. La suerte de tener una 360 y contar con su retrocompatibilidad me permitirá disfrutar de la aclamada obra de Yu Suzuky en su versión para Xbox. No se preocupen porque tendrán un análisis pertinente cuando lo haya ampliamente degustado como se merece. Lo que deben tener en cuenta a partir de ahora es este Salón del Manga que, al paso que va, terminará por ser un E3 a la barcelonesa. Una cita obligada.

3 comentarios:

El Miope Muñoz dijo...

Yo le reprocho al salón del manga ser tan poco pajero en términos estrictos. Hideshi Hino es lo más alternativo, videojuegos aparte, que encontramos: yo esperaba algo más puramente P.A.J.E.R.O. como las películas de Meiko Kaji o Kitano, o ya puestos los mangas de terror más underground. Es una lástima porqué aunque encontré dos tesoros bellos (¡ese Nick Furia sterankiano!) que fueron más crítica cultural que otra cosa, lo que a mí me gustaría es que hubiera menos mainstream y más joyas, respecto al dvd.

Ryu_gon dijo...

En cuanto a dvd's, ciertamente, yo también esperaba una oferta mucho mayor, animes a parte, claro está.
También es verdad, por lo que me han comentado, que en esta edición del Salón los productos relacionados con el cine han tenido menos presencia que de costumbre.

A ver si el próximo año tenemos más suerte en este aspecto.

Saludos.

Gas Snake dijo...

Este año no he ido... el curro... ya se sabe.

Aún así, cada año que voy disfruto menos que el anterior. Recuerdo la primera vez que fui, con Detective Conan en máxico apogeo. En aquel año sí se celebró un buen salón.

Y mi problema number one es que nunca encuentro lo que busco... Llámenme raro o exigente, pero prefiero rebuscar en tiendas dejadas de la mano de Diós a perderme entre la muchachada (nui!) que ronda la Farga en esos días.

¡Un saludo!