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martes, 4 de noviembre de 2008

Una ausencia justificada


Los que habitualmente se pasan por aquí, habrán observado que esto lleva días literalmente muerto, más de lo normal, en todo caso. No sé si sirve como excusa pero voy a señalar al culpable de esta fuga involuntaria: La XIV edición del Salón del Manga. Un reportaje radiofónico para la universidad ha sido el pretexto perfecto para realizar una maratoniana estada en el salón, con sus cuatro mañanas y tardes. Han sido días divertidos, aunque no exentos de trabajo y mucho cansancio, que me han permitido, entre otras cosas, dar algunos garbeos por la tan amada sala de videojuegos apadrinada por Microsoft.

Los que anualmente desfilan por el salón o alguna vez se han pasado por él, podrán dar fe de mis palabras. Ahí el manga está presente, sobre todo el comercial, pero la vasta oferta de videojuegos de todos los tiempos termina por cegar al menos jugón de los jugones que circule por ahí. Aunque, eso sí, quien quiera obtener títulos de coleccionista deberá rascarse el bolsillo porque, sin ir más lejos, el precio de FFVII rondaba los 140 euros. Lo dicho, o van holgados en términos económicos, o mejor no vayan, ya que la pataleta producto de la frustración puede ser demoledora.

Como les decía antes, tuve la ocasión de pasarme unas cuantas veces por la sala de videojuegos. Ahí puse mis garras en Gears of War 2, juego que, como era de esperar, no sorprende en absoluto (más grande y más vasto) pero que sigue funcionando dada su exquisita fórmula de plasmar la acción en pantalla con un gore que, en esta ocasion, se presenta más variado y explícito que nunca. También pude probar el, ya comentado en este blog, Dead Space. Una auténtica bestia parda que cuenta, entre otras bondades, con un simpático medidor de vida implantado en el traje del personaje mediante luces y con unos fascinantes hologramas que se despliegan en pantalla sin tener que recurrir a los clásicos menús resident evilianos y sin romper, por ende, el suspense inmersivo que rodea la acción.

Otra de las exiguas cataduras vino de la mano de Fable II, quizá el juego más pretendido del año por muchos. Sería muy feo juzgar un juego de estas características en un cuarto de hora de vicio, así que sólo les comentaré que, detrás del bello envoltorio gráfico, el control de lo nuevo de Molineaux me pareció muy simple. El sistema de combate, noticiablemente mejorado, se fomenta en un machaque de botón continuo para ejecutar una especie de esgrima algo tosca. Sin embargo, pese a esta apreciación, seguro que todo lo que rodea a este Fable II en cuanto a explotación de su propio universo funciona. O eso espero.

Vayamos a lo nuevecito de Rare, iba a decir Baches y Cachivaches pero la dignidad me puede. Como todo trabajo de esta compañía, la tercera parte del oso luce fantásticamente, con unas paletas que encandilan al más duro y con unas animaciones muy simpáticas. Como apunte, sólo comentar que durante los 4 días de salón fue el título que más abandonado vi en esa sala. La gente de Rare no mentía cuando decía que vamos a necesitar la edición de vehículos sí o sí, porque el escenario que allí jugué era enorme. Tanto que el oso, en determinados momentos, parecía más un castor con mochila que otra cosa. Buenas impresiones.

Por último, enganché el nuevo título de Bond, Quantum of Solace. Y, oigan, grata sorpresa me llevé. Parece que está de moda dejar por los suelos todo lo que venga del agente desde Goldeneye, cuando por el camino se han hecho obras tan notablísimas como 007:todo o nada. En esta ocasión, todo apunta a que llevar al Daniel Craig digitalizado (sí, también es cool como el real)será todo un lujo porque, a parte de desenvolverse perfectamente con el sistema de coberturas ya introducido en Todo o Nada, este Quantum of Solace parece contar cun una I.A de los enemigos muy digna, como se merece un juego del espía. El acabado gráfico también cumple de sobras.

Por lo demás, pude ver Naruto: The broken bond (muy parecido a the rise of a ninja), Fallout 3 (el comentario me lo guardo ante obra tan ingente), Lego Batman (como era de esperar, muy simpático) y el casualizante Lips (edición de la New Xbox Experience aparte).

Lo dicho, días largos de freakismo y dientes muy largos. Volvemos a la normalidad.

sábado, 3 de noviembre de 2007

El salón del "videojuego"



Ayer tuve la suerte de visitar por primera vez el Salón del Manga, que este año celebra su XIII edición. La Farga de l'Hospitalet de Llobregat, emplazamiento donde tiene lugar el evento, se vistió de otaku para recibir a una bulliciosa multitud que durante estos días circulará apetitosamente por el recinto para saciar sus deseos más pajeros, como se dice ahora. A sabiendas de lo arraigados que están el manga y la cultura japonesa en nuestro país, sobre todo aquí en Cataluña, esperaba encontrar un público eminentemente otaku, pero una vez allí mi sorpresa fue mayúscula. A parte de ver deambular a todo un recital de cosplays manganeros, esto incluye Narutos a tutiplén, Luffys de One Piece y los ya clásicos Gokuhs, era fácil divisar Marios, Links, Ryus (sí, Ryus) con una Chun-Li del brazo y otros personajes de nuestro mundillo. Mención especial merece la súbita aparición de tres ghostbusters que se escaparon de las pantallas de TV para recalar en un lugar impropio para ellos. Grandioso.

Una vez dentro del Salón del Manga, lo que no deja lugar a dudas es que el "Manga" es la excusa, porque haberlo hay, y mucho, ya sea en forma de cómic, de un merchandising voraz o de talleres de dibujo habilitados para la ocasión, pero cualquiera que vaya al evento percibirá inmediatamente que el videojuego tiene casi tanta presencia como el primero. Es más, no había visto nunca tantos juegos juntos y menos unas colecciones tan completas y eclécticas de la mayor parte de las generaciones. Desde Castle of Illusion hasta Resident Evil 0, pasando por Alteread Beast, Out Run, o Final Fight, estaban todos. Y no sólo eso, bandas sonoras de las sagas más prestigiosas, con predominio de Nobuo Uematsu, muñecos, camisetas, llaveros y un largo etc. que luchaba fente a frente contra los Bleach, Samurai Champloo y compañía.

Por si esto fuera poco, el Salón siempre reserva una sala para las consolas, que este año estaba plagada de 360's con las novedades del momento, Naruto: Rise of a Ninja, Halo 3 y Project Gotham Racing 4, entre otras. Así pues, y aunque siempre ha existido un paralelismo entre ambos perfiles de consumidor, podemos extraer que se está produciendo una convergencia entre el otaku y el gamer, que en este acto aparece ya en todo su esplendor.

Por su parte, un servidor aprovechó este escaparate de reliquias para sacarse una espinita que tenía clavada desde los años de Dreamcast, léase Shenmue II. La suerte de tener una 360 y contar con su retrocompatibilidad me permitirá disfrutar de la aclamada obra de Yu Suzuky en su versión para Xbox. No se preocupen porque tendrán un análisis pertinente cuando lo haya ampliamente degustado como se merece. Lo que deben tener en cuenta a partir de ahora es este Salón del Manga que, al paso que va, terminará por ser un E3 a la barcelonesa. Una cita obligada.