jueves, 8 de noviembre de 2007

El fontanero conquista su primera galaxia


Tarde o temprano acabaré comprándome una Wii, de eso no hay duda. Y lo haré, sobre todo, por no perderme la bomba en forma jugable que se avecina este 16 de noviembre. Si el otro día comentaba que el género de las plataformas todavía puede dar mucho de sí, no lo decía únicamente por la inminente salida a la venta de Ratchet&Clank: Tools of Destruction. El lanzamiento de un nuevo Mario plataformero, dejando a un lado su polivalencia deportiva, siempre es un gran acontecimiento, casi un ritual, me atrevería a decir.

Super Mario 64 rompió todos los esquemas y dejó el listón demasiado alto, tanto que actualmente sigue siendo el mejor plataformas 3d que se puede jugar en consola alguna. Debe ser duro superarse una y otra vez cuando creas una obra de tal calibre, y si no que se lo pregunten a Miyamoto, que en su posterior propuesta para Game Cube dejó mucho que desear. Super Mario Sunshine es un buen juego, no lo niego, pero pasaría perfectamente por un plataformas del montón. La idea de equipar a Mario con una mochila de agua para limpiar chapapote puede ser innovadora, sí, pero nuestro bigotudo amigo no nació para esto, y menos para disparar chorros de agua (lo de Mario es saltar, para disparar ya tenemos a Duke Nukem y compañía).

Por eso, cuando vi las primeras imágenes de Super Mario Galaxy supe que Nintendo tenía entre manos algo grande, tan maravilloso como su nombre indica. Situar al fontanero enmedio de la Galaxia, jugar con las posibilidades que ofrece la gravedad sobre el concepto plataformero y dotar cada planeta del sello tan característico de Nintendo no ocurre todos los días. Si a esto le añadimos la grata experiencia jugable que pueda brindarnos el mix Wiimote/nunchaku y los mejores gráficos vistos en Wii podemos estar hablando del sucesor, por real decreto, de Mario 64.

De momento, una semana le ha bastado a Mario para colocarse líder de ventas en Japón, vendiendo unas 250.000 unidades. En menos de diez días el "here I go" del italiano retumbará con fuerza en muchos hogares españoles. La elección para el Game of the Year de este año se antoja cada vez más complicada.

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