miércoles, 23 de julio de 2008

Veranus Horribilis


Han pasado más de 20 días desde mi último post en el blog. Una cifra que no hace más que indicar que aquí ha pasado algo grave, y más sabiendo que estamos en verano, estación supuestamente ideal para tirarse al ocio. Éste, sin embargo, lo voy a recordar por ser uno de los veranitos más cafres en cuanto a destrucción de actividades holgazanas y caseras típicas de la época. La primera bomba de destrucción masiva estalló en el PC, piedra angular del santuario vicioso de cualquier persona de bien, que murió en extrañas circunstancias o, mejor dicho, por causa de un timo en el disco duro que llevaba de serie. No obstante, tengo que decir que soy propenso a la mala suerte, y el ordenador suele jugármela en verano, aunque nunca con una patología tan crítica. Hoy, después de haber sido manoseada y retocada, por fin he recuperado la preciada máquina.

Lo que mi perversa mente no podía llegar a imaginar era que a la desaparición del PC se uniría la necrosis de mi 360, hace tan sólo unos días. La dichosa consola nunca me había dado ningún problema. Es más, estaba tan contento con ella que algunos me habían tildado de ser "fanboy" de la mísma, acusación obviamente falsa porque a estas alturas hay que reconocer que Microsoft tiene un consolón en su haber, con el mejor catálogo de la generación a leguas, pero eso no quita que no existan cagadas en el proyecto. Y la más grande, sin duda, reside en el "bonico" cuento de las luces rojas, una profecía que siempre gusta de leer cual esoterismo dañino, pero que cuando llega te deja completamene en bragas.

Les voy a poner en situación. Me las prometía yo felices dando estopa en el Ninja Gaiden II, disfrutando como un niño de cada muerte propia que me provocaban estos cabroncetes enemigos del juego de Tecmo. Además, me encontraba en el final del juego, que siempre supone una inyección de moral al ver la tinta gorda que has sudado por el camino para llegar hasta ahí. Como siempre, puse el disco con sutilidad, para no dejar huellas, salté de la interfaz al juego y me puse a los mandos de Hayabusha para repartir leña. Pero a los dos minutos, plaff, pantallón congelado. En ese momento, iluso y bonachón de mí, pensé que se trataría de un simple bug, ya que por cierto el juego alardea de unos cuantos. Reinicié de nuevo, me dispuse a reprender la aventura y, sorpresa, otro parón de la consola sólo unos metros más allá de donde lo había hecho la primera vez. En esta ocasión ya me puse más nervioso, pero quise pensar que igual se trataba del juego, y por ello lo saqué del lector y lo observé en busca de alguna rayada, pero no. El jueguecito estaba impoluto, como el primer día, vaya. Y dicen que a la tercera va a la vencida, no miente la dicha, porque la tercera congelada fue definitiva. Un simple reset sirvió para comprobar cómo estos jinetes del apocalipsis emergían del famoso círculo. El resultado ya se lo pueden imaginar, rabia impotencia y desesperación.

Rápidamente me informé y al siguiente día llamé al famoso SAT, donde me atendió un amable chico de terca dicción que me hizo probar, una vez tras otra, si la consola respondía. Al final le convencí, tomó mis datos y en unas horas me llegaron por mail las etiquetas de UPS, dispuestas para ser adheridas a la caja que debía llevar mi 360 hasta el centro de reparaciones de Alemania. Como no podía ser de otra forma, por casa no corría ninguna caja que no fuera de algún electrodoméstico patentado, y tuve que comprar una, embalar el cacharro y prepararlo para la recogida. Ayer llamé a los de UPS y hoy, raudos y veloces, se han llevado mi consola para tierras germanas. Lo dicho, días duros hasta que vuelva.

Mientrastanto, es el momento de revivir viejas glorias. He empezado con los Last Battle y Strider de Mega Drive, Soul Calibur II para calentar motores antes de la cuarta parte y ahora me han entrado ganas de rejugar Metal Gear Solid (otra vez). No sé cuánto tiempo tardará en volver la blanca de Microsoft a casa. Lo que sí que vuelve, desde ya y con fuerza, es este blog, a la deriva desde hace días por una Serie de Catastróficas Desdichas, que diría Lemmony Snicket.

4 comentarios:

sesi dijo...

Pues espérate... A un xboxero amigo mío ya se le ha muerto 2 veces el trastito... Eso solo lo consigue mocosoft XD

Preguntaría ke tal el verano.... y tal... pero visto lo visto... XDD

Gas Snake dijo...

Te compadezco, my friend. Yo tengo el presentimiento de que algún día también me pasará...

Anyway, tengo entendido que Microsoft, más allá de repararte el bicho, está obligada a cambiártelo. Si ves que las cosas no tiran como deben, ya sabes: a exigir se ha dicho.

Gas Snake dijo...

¡Ah! Y si te consuela, el verano pasado (de junio a septiembre) mi ordenador estuvo en coma casi terminal. Para más inri no encontraba juegos a la altura en PSP y mi PS2 la tenía abandonada en lo que se refiere a catálogo...

Sobreviví, aunque creo que todavía tengo secuelas.

Ryu_gon dijo...

Para Sesi: el error de Microsoft reside en el diseño interno de la consola, pero su cultura corporativa es de lo más envidiable. Envié la consola el miércoles y el sábado ya recibí un mail que me indicaba que me llegaría la 360 en un periodo de 7 días. Es decir, que a lo mejor en menos de una semana habrá estado lista. No obstante, eso no exculpa la cagada de Microsoft con el tema porque se tendría que haber solucionado de raiz.

GAS: Yo también tenía miedo de que me pasara pero, mira, son 3 años de garantía y el SAT es muy efectivo. Yo de ti le daría caña al máximo, sin miedo alguno.

Espero que estéis disfrutando del verano.

Saludos a los dos!