sábado, 20 de octubre de 2007

Toripoooo, Toripooo!

Image Hosted by ImageShack.us

Una voz de autómata suena en el espacio. Al instante aparece un pequeño robot de grandes ojos y de aspecto desenfadado. No es otro que Toripo, la aparición estelar de Akira Toriyama en forma de personaje secundario (un curioso mercader errante) en Blue Dragon.
A parte de su dilatada carrera como mangaka, con obras tan representativas como Dr.Slump o Dragon Ball, el dibujante japonés siempre ha mostrado mucho interés por los videojuegos, de ahí que haya participado en numerosos proyectos como diseñador de personajes. La saga Dragon Quest, Chrono Trigger, Go Go Ackman o Tobal han pasado por las manos de este genio, cuyo universo no tiene fronteras. Si bien esta contribución de Toriyama al mundo del videojuego ha dejado huella, sobre todo en los Dragon Quest, no ha sido hasta ahora, junto a Mistwalker de Hironobu Sakaguchi, que ha creado una obra a su medida. Estamos hablando ni más ni menos que de Blue Dragon para Xbox 360. El, a priori, legado de Final Fantasy en la blanca de Microsoft ha resultado ser un producto genuino con sello de autor. Podrán decir que el argumento y la jugabilidad conservan la herencia de Square Enix, cierto; también comentarán que las dulces melodías de Uematsu nos recuerdan algún que otro pasaje de Final Fantasy VII, cierto, pero lo que no podrán negar es que todo en Blue Dragon, y cuando digo todo es todo, rezuma la magia de Toriyama.


Refiriéndonos a los diseños las referencias son claras. La más inmediata la efigie de Shu, el protagonista del juego, que salvo por llevar coleta pasaría perfectamente por el Son Gokuh de los años más mozos. Después vendrán los enemigos, revestidos por una capa rosa de excremento enroscado made in Arale, la sombra de Shu como parienta del Dragón Sheron, la tribu Devi con rasgos particularmente parecidos a los del gato Karin, Nené el namekiano reconvertido a villano y las esferas espirituales que nadie con uso de razón asociaría a las siete bolas de dragón....y a otro nivel queda un mecóptero confeccionado en la Capsule Corp que, inusualmente, emite un silbido parecido al de un viejo radar (casualidad?).
Estos guiños a su propia dimensión, Toriyama ya los hacía mediante sus diseños en Dragon Quest, pero en Blue Dragon va más allá. Esta vez, el creador de Dragon Ball se implica emotivamente en la historia y aporta su granito de arena en cada detalle del juego. Así, los personajes representan los clásicos arquetipos shonen del autor, esto es, el joven guerrero que nunca se rinde para proteger a sus amigos, el compañero inteligente, la dulce damisela y la mascota simpática, Marumaro. Además, la fábula que nos cuenta Sakaguchi está impregnada del corte épico propio de las primeras aventuras de Son Gokuh en busca de las bolas de dragón. Nuestros pequeños héroes, en un intento por salvar a su aldea del mal, terminarán por decidir el destino del mundo en una historia que abandona por completo las complicadas y manidas filosofías sobre el fin del universo de Square, para resaltar valores como la amistad, el amor y la nostalgia que supone el paso de la infancia a la edad adulta. Si a todo esto le sumamos que Blue Dragon conserva y mejora los elementos clásicos de los vetustos rpg's, que bien le han costado críticas por parte de la "prensa especializada" nos queda una joya que, sin ser una obra maestra, se trata de un trabajo bien elaborado, personal y grande en todas sus facetas.


Por esta razón, En Blue Dragon Toriyama se engalana, se convierte en un personaje más de la historia y se hace un auto-homenaje bien merecido. Cuando llegas al final del juego él aparece súbitamente para recordarte que has disfrutado de su creación (el reconocimiento de la obra por parte del artista) te agradece tu dedicación y desaparece para volver a decirte Toripoooo, Toripoooo una vez más.

2 comentarios:

El Miope Muñoz dijo...

Madre del amor hermoso, un autor que ha hecho un tebeo sobre gatos que practican artes marciales es imposible que NO pueda permitirse estos autohomenajes. Imposible. Aunque sería de agradecer que tras este merecido re-reconocimiento por los fans ya viejunos de Dragon Ball (reconvertidos los niños en nostálgicos semi-postadolescentes [esto es una locura de expresión, con dos sufijos, la añadiré a mi currículum, en serio, voy a obtener el Nobel de la Tontura])Toriyama siga con su locura como Kitano. Hacia adelante sin fronteras.

Gas Snake dijo...

Blue Dragon es (me parece que lo dije en mi blog) la reinvención del concepto "Pokémon". Es alentador saber que las ideas de estos locos japos no dejan de fluir y que los conceptos existentes se perfeccionan.

Y es más alentador aún saber que el Gran Tori (aunque más en segundo plano que en su gran época Slump-Dragon Ball) sigue trabajando y dando al mundo obras de la talla de Dragon Quest y Blue Dragon, que además configuran sus propios universos con mangas, animes y videojuegos.

¡Salve, Tori!

Quisiera defender el videojuego de Blue Dragon. Criticado hasta la saciedad (exagero) por los entendidos en la materia por resular un juego demasiado clásico. Me comentó un día en la facultad que ese estilo de rol clásico es uno de los principales atractivos del juego. Le doy toda la razón. El rpg de toda la vida no puede desaparecer.

¡Un saludo!