jueves, 26 de marzo de 2009
La reproducción del mito pixelado
“Antes del mar y de las tierras y de lo que todo lo cubre, el cielo, era único el aspecto de la naturaleza en el orbe entero, al que llamaron Caos, masa informe y enmarañada y no otra cosa que una mole estéril y, amontonados en ella, los elementos mal avenidos las cosas no bien ensambladas”
Con esta cosmogonía sobre el origen del mundo, el autor latino Ovidio iniciaba, hace ya más de 2.000 años, una obra que recogería el mito griego y lo transformaría para crear un compendio perfecto de estas fábulas eternas: Las Metamorfosis. Su influencia en la cultura occidental es totalmente innegable, y el videojuego, como medio moderno que es, también se ha sumado a esta tradición. Don’t Look Back, que descubrí recientemente gracias a Hadouken, se ciñe perfectamente a este concepto ya que recoge un mito conocido por todos como es el de Orfeo y Eurídice y lo rebaja a la simplificación de un píxel agobiante que no hará más que recordarnos que estamos en el inframundo. Lo que me interesa del caso es que se parte del mito para recuperar una forma ochentera de concebir videojuegos que, sin abandonar el Caos y la diversión instantánea, cobra ahora un significado mucho más amplio. Una fórmula ya vista que cuenta con una perspectiva acorde con los nuevos tiempos y que desemboca en joyas como esta pequeña gran obra. Don’t Look Back cuenta con grandes momentos (esa inquietante lluvia, la aparición de un Cerbero reducido a la mínima expresión) pero el que más me ha gustado es, sin lugar a dudas, el fundido en negro que deja a nuestro personaje como único referente en la acción. Un pasaje que me ha recordado al también brillante capítulo de Gears of War2 en que te encuentras dentro de un Locust gigante, igual que Jonás dentro de la ballena, y pierdes la noción del espacio al moverte entre las vísceras del elefantiásico animal.
Después de acabarme el juego, ayer releía fascinado el gran artículo que Stan By escribió sobre mito y videojuegos para la ya difunta Superjuegos Xtreme. Un texto que repasa las grandes aportaciones que ha dado el sector a nivel referencial, como el viejo Athena de 1986, título del cuál he escuchado hablar pero no he tenido el gusto de jugar, lo reconozco. En este apartado, a todos nos viene un título en mente también muy de nuestros tiempos como es God of War. Como amante de la mitología grecorromana, mi contacto con el juego de SCEA fue toda una explosión de sensaciones; por un lado, supo crear un universo que no reprodujo los mitos de forma sistemática, sino que les dio un nuevo enfoque para hacer del gameplay una experiencia fascinante y ecléctica, con aportaciones de los mejores beat’m ups en 3d (Ninja Gaiden, Devil May Cry) y el plataformeo salpicado por inteligentes puzles de Prince of Persia, Tomb Raider o Legacy of Kain: Soul Reaver. A esto se le añadió un apartado gráfico a-pa-bu-llan-te que supo jugar con la saturación de colores para trasladarnos al mundo sangriento y vil de los dioses, aquel que permanece en el mito antiguo pero que ha sido borrado en pos de un Olympo simpático e idealizado en nuestra era. La osadía del héroe Kratos en el juego es plenamente comparable a la que tuvo Prometeo al robarle el fuego a los dioses para dárselo a los humanos, sólo que aquí no habrá castigo divino. El castigo lo infligimos nosotros en un desarrollo en que nos toparemos con Medusas e incluso con mastodónticas Hidras.
El anuncio y la promoción que estos días se ha producido alrededor de los españoles Over the Top y su Icarian: Kindred Spirits no lo había visto desde el lanzamiento de Clive Barker’s: Jericho, motivo de satisfacción para una industria nacional que necesita un empujoncito de los medios. Por cierto, en este nuevo proyecto para Wii Ware la mitología (el mito de Ícaro) y las posibilidades de la producción independiente van de la mano. Algo me dice que esto no puede salir mal.
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3 comentarios:
Yo creo que no se limita sólo a reproducir una historia mitológica, que también, sino a releerla, a darle un sentido alegórico y metafórico más íntimo que nunca tuvieron este tipo de relatos. O sea, hace algo moderno en forma y fondo.
Ah, sí, excelente post.
Y tan íntimo. Una maravilla de juego, sin duda!
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