domingo, 5 de julio de 2009

Let's go jungle!


Hacía mucho, demasiado tiempo, que no me reencontraba con el fabuloso mundo de las recreativas. Un universo de fugaces experiencias de juego condicionado por los elevados costes y la poca durabilidad de las partidas que, actualmente, se ha convertido en un hervidero de ese tipo de gente que tiene por costumbre seguir la senda del bacalao. Sin embargo, si uno elige el día y el momento adecuados, todavía puede experimentar de nuevo aquella sensación añeja, la de entrar en contacto con una máquina que, por momentos, nos traslada a otro espacio-tiempo y nos depara una experiencia integral, dadas sus cualidades periféricamente intrínsecas.

Es el caso de Let’s go Jungle, una recreativa de la madre Sega de la cual no tenía constancia y que, desde aquí, me gustaría recomendar. Partiendo de la base de otros arcades de la compañía, como, por ejemplo, Jambo! Safari o Jurassic Park: The Lost World, Le’s go jungle! Traslada al jugador a la aventura por definición. Una joven pareja se adentra en una isla y, mientras hace un recorrido turístico montada en un jeep, será literalmente acosada por las lindezas de la naturaleza que abundan en la isla. Así, planteado como un shooter on rails, el juego nos sumerge en una delirante partida en la que cruzaremos ríos y valles, sufriendo el ataque de tarántulas asesinas, letales mosquitos o las ya archiconocidas plantas carnívoras. Todo rematado con el clásico estilo visual de Sega, presidido por una exquisita paleta de colores que nos recuerda a cada momento que estamos delante de eso, de un episodio puramente lúdico.

Por otra parte, destaca la presentación formal de la recreativa; una cabina que simula el jeep de los viajantes y que guarda en su interior dos fascinantes ametralladoras que recuerdan más al sistema de control de una nave espacial que a unas simples armas para exterminar bicharracos. Para gozar al máximo del juego, hay que cogerlas a dos manos y dejarse llevar por una acción que se nutre directamente de la vibración y del estruendo que acontecen dentro de esta fantástica cabina.

Si además tienes la suerte de contar con créditos infinitos dado que la máquina está estropeada, como sucedió en nuestro caso, pues la tarde ya está echada.